Sobre los alimentos congelados pesa siempre un cliché enorme: la calidad. Y es que generalmente se les ve como productos no demasiado buenos que se pueden elaborar de forma rápida. Lo que hace que los clientes siempre se muestren reacios a ellos. Sin embargo, sí que puedes utilizarlos con ética y ofreciendo buenos resultados en tu restaurante. Te lo explicamos.
Cómo puedes utilizar los congelados
Para empezar, hay que diferenciar algo con claridad, una cosa son los platos ya elaborados y que se congelan, y otra muy diferente los productos en sí mismos. Esta sería una primera demarcación esencial que deberíamos esclarecer.
La segunda, también bastante lógica, es la de que no todas las marcas son iguales. Y un congelado no tiene siempre el mismo sabor y la misma textura. Dependerá de quién lo elabore y de qué productos hayas elegido.
Por tanto, como puedes ver, lo fundamental dentro de este tema está en lo que se compra exactamente. Nuestro consejo es evidente, no puedes comprar un plato congelado y dárselo a un cliente. Lo que sí que puedes hacer es comprar materia prima congelada, y descongelarla en tu restaurante para cocinarla ahí mismo.
Al fin y al cabo, la congelación no deja de ser uno de los métodos de conservación más antiguos que existen, y uno de los más efectivos. En consecuencia, lo que haces es preservar la calidad de determinados alimentos.
Lo primero: mantener la calidad
Supongamos que en tu restaurante generalmente hay pescado. Comprar a diario algunos ejemplares de este y correr el riesgo de que no se lleguen a comer siempre es un peligro que, al final, incide en la cartera de alguien. Ya sea en la del propietario o en la del cliente.
Pongamos como ejemplo a los langostinos. No siempre es fácil encontrarlos en el mercado y su precio es bastante caro. Si van a funcionar como un acompañante o guarnición en el plato principal, no habría ningún problema en comprarlos directamente como congelado. De este modo, te será más sencillo calcular y podrás mantenerlos siempre en carta.
Evidentemente esto no estaría reñido con aprovechar determinados días para cogerlos frescos y preparar un plato diferente con ellos, animando a los camareros a que se lo ofrezcan a los clientes. Esto tendría ya más que ver con el plan de ventas del restaurante.
Ahora bien, si se compra un congelado debes conservarlo adecuadamente y tienes que comprarlo de una marca de calidad. No busques el máximo ahorro para ti, ya que esto afectará, y mucho, el sabor final del plato.
Como último consejo, te recomendamos que cocines bien el congelado. Sigue el proceso de descongelación y prepáralo en una receta. Como te hemos dicho, lo importante es que estén integrados dentro de la cocina natural de tu restaurante.
Como ves, los congelados pueden ser una parte significativa de tu menú siempre que sepas cómo tienes que utilizarlos y en qué ocasiones. Lo esencial, como ya dijimos, es que sean de calidad, como los que ofrecemos en Toni Negre S.L.